lunes, 3 de septiembre de 2007

Los espectáculos de autonomía y crisis

Los espectáculos de autonomía y crisis:
O, lo que los toros y la reinas de belleza tienen que ver con el
regionalismo en el Oriente Boliviano
Bret Gustafson
gustafson@wustl.edu
WASHINGTON UNIVERSITY EN SAN LOUIS
Traducción adaptada del artículo (2006): Spectacles of Autonomy and Crisis: Or, What Bulls and Beauty
Queens Have to do With Regionalism in Eastern Bolivia. Journal of Latin American Anthropology 11(2):351-
379. Todos los derechos reservados.
Al llegar a la Monseñor Rivero, los Huasos comenzaron a pedir autonomía; tenían huevos de toro y pantalones para
hacerlo.
Diario El Deber, 2005a
La soberana entregó al público todo su esplendor, no dejó de bailar y de mandar besos. Sin duda, Maricruz Ribera es la
Reina de la Autonomía…. El público aclamó a la soberana, en especial los niños que le pedían saludos. Miles de besos
mandó la hermosa rubia a los presentes durante el trayecto de la doble vía a La Guardia. Familias completas se ubicaron
en las sillas para gritarle ¡Maricruz mi amor!, ¡Viva la Reina de la Autonomía!, ¡Fuerza Maricruz!, haciéndole llegar
expresiones de cariño.
Diario El Deber, 2005d
El surgimiento del poder Indígena-Popular en Bolivia se da dentro de un contexto de inestabilidad
territorial, institucional y discursiva en el orden del Estado-Nación. Bolivia atraviesa un cambio
sistemático luego de tres décadas de corporativismo y militarismo (1952-1982) y de su parcial
desmantelamiento a lo largo de dos décadas de neoliberalismo (1985-2003), el cual está también
ahora en retirada. Desde aproximadamente 1999 las elites vieron cómo se disolvía su control del
poder de cara a la rearticulación de los movimientos sociales progresistas y de una generalizada
oposición hacia la privatización de los recursos del Estado, el aumento de la inequidad, la
profundización de la corrupción y violencia de la democracia pactada entre las elites.
Habiendo presentido la erosión del poder que se estaba desarrollando, para principios del año 2000
las elites criollas tradicionales iniciaron su retirada del Estado centralizado del cual habían
dependido por tanto tiempo. Demandando más descentralización y alentados por la esperanza de
que los recursos naturales estuvieran bajo control regional en lugar de control nacional, las elites
empezaron a atrincherarse discursiva e institucionalmente en los departamentos.1 Desde ese
NOTAS
***Nota del autor: Gracias a David Guss, Jean Muteba-Rahier y Cristo Navarro por sus comentarios. Agradezco a Claret Vargas por
arreglos de estilo y de substancia en la versión castellana. Agradezco tambien a varios interlocutores bolivianos quienes contribuyeron a
2
momento, promocionaron un discurso de "autonomía" departamental. Los proyectos regionalistas
se solidificaron en los centros urbanos, alrededor de los cuales las elites construyen nociones
racistas y espaciales de derechos e identidades ciudadano-individuales y ordenes territoriales
regionalizados en contra del prospecto del proyecto redistributivo nacionalista e indígena, cuyas
posibilidades se volvieron bastante reales luego de la victoria electoral del Movimiento al Socialismo
(MAS) el año 2005.
Enfocándose en el periodo de inestabilidad que se vivió entre la expulsión del reformista neoliberal
Gonzalo Sánchez de Lozada en 2003 y la elección en 2005 del candidato del MAS, Evo Morales,
este articulo examina el papel que jugó el espectáculo público en la articulación de los pedidos de
"autonomía" en la ciudad oriental y departamento de Santa Cruz. Delineo la crisis de poder que
confronta la elite cruceña, los símbolos utilizados en defensa de las particularidades del cruceño y las
redes existentes detrás del movimiento regionalista. Luego, elaboro un mapeo del regionalismo en
práctica rastreando conexiones entre una serie de espectáculos que van desde el Carnaval hasta la
violencia callejera. Sugiero aquí que la intensificación del simbolismo de la "autonomía" atado a los
espectáculos públicos respaldados por la elite, es una respuesta a una doble crisis. una de privilegio
racial y otra del poder político-económica que encaran las elites; ambas influidas por la inestabilidad
permanente de la estructura de la economía regional y el surgimiento de nuevos actores (como el
MAS y los movimientos indígenas).
Esta respuesta de las elites hacia la crisis es común en economías coloniales decadentes y
dependientes de materias primas. Ante la erosión de los privilegios raciales y de los mecanismos
tradicionales de control político, las elites regionales usan el espectáculo para visualizar el "poder" a
través de demostraciones que intentan reforzar – mediante la naturalización – las jerarquías
tradicionales de espacio, raza, y de genero. De esta manera se evocan grandiosas ilusiones de
hegemonía y prosperidad en contraste con la subyacente precariedad de ambas (Stoler 1989; Apter
2005).
La regionalización del sentimiento político y la espacialización de los "derechos" a aceder a esta
prosperidad ilusoria se consigue atribuyéndole la crisis al régimen nacional "andino" y a las personas
interpretadas como sus representantes locales –inmigrantes del Ande, actores del MAS y
organizaciones indígenas de las tierras bajas (representados como "traidores de la región") quienes se
oponen al proyecto regionalista. Estas "amenazas" hacia las aspiraciones de la región se perciben
como blanco legítimo de violencia. Los espectáculos públicos auspiciados por la elite tienen
entonces una cara festiva y otra violenta que buscan reforzar la inequidad al proyectar los ideales de
un tipo particular de sujeto y redefinir las formas legítimas de la ocupación pública-espacial—es
decir intentan imponer un modelo específico de ciudadanía—sobre el espacio urbano y regional.2
este texto mediante conversaciones y entrevistas. La interpretación aquí es del autor, no refleja la de su institución ni de las personas aquí
citadas.
1 Uso la palabra "estado" para referirme a entidades de gobierno a todo nivel. Hago una distinción entre "regional(ista)" y "naciónal(ista)" para marcar
la oposición entre las escalas invocadas en relación a la producción de sentimiento político, discurso de identidad y reclamos de autoridad respecto a las
funciones del Estado.
2 Goldstein (2004) afirma que los espectáculos de folclore y la violencia privada pueden ser leídos como puestas en escena que representan a una
comunidad subalterna que busca visibilidad y inclusión cara a cara al Estado neoliberal. Las puestas en escena folclóricas y violentas en Santa Cruz
utilizadas por las elites tambien buscan visibilidad, pero desde un punto de poder marcadas por la defensa de la desiguadad y formas de exclusión local.
En relación al espectáculo regionalista, véase Guss (2000:120-126, et passim).
3
Tal como insinúan las reseñas sobre el Carnaval citadas en el epígrafe, el regionalismo se apoya en la
personificación territorializada del sentimiento –reinas de belleza o "soberanas" que representan el
clamor y deseo de modernidad cosmopolita de calidad de exportación ("blanca") y toros cuyos
órganos reproductivos son la metonimia de la virilidad patriarcal y masculinidad agraria de sus
defensores territoriales. Esta matriz simbólica se despliega a través de rituales e instituciones que se
replican en los centros provinciales y que está apuntado a incorporar a los sujetos y las identidades
provinciales "leales" dentro de expresiones folclóricas controlada por el ‘centro’ (la ciudad). Las
expresiones de la "otredad" que no se someten a este folklorismo y espectáculo cruceño son sujetas
a una violenta reacción desplegada para controlar el espacio público.3
En este estudio de caso del nuevo urbanismo en Bolivia, dejo de lado las intimidades del localismo
etnográfico con el fin de enfatizar expresiones multiescalares de poder, significado y territorialidad a
través del tiempo y espacio. En medio de los cambiantes normas territoriales e institucionales de
poder estatal, las interpretaciones antropológicas deberían trascender una lectura limitante basada en
las comunidades "locales" que resisten a estados hegemónicos para ver, tal como nos muestran las
luchas sociales, como con se desarrollan las políticas culturales mediante articulaciones
contestatarias, híbridas y translocales, o "scale-making projects" (Tsing 2005).4 Tanto los
espectáculos regionalistas como el fenómeno de resurgimiento popular-indígena son luchas translocales,
multiescalares constitutivas del Estado en transformación. Son luchas sostenidas no en
contra del estado desde sitios locales, sino son proyecciones trans-locales del orden presente y futuro
anhelado del Estado mismo. El material aquí presentado busca entender cómo funciona el
espectáculo en la visualización y espacialización de estas luchas –tanto las del regionalismo de elite
centrado en las urbes como las tácticas que se utilizan para luchar contra él.5
Carnavales de Autonomía
En enero del 2005, la temperatura del carnaval cruceño subió por las protestas en contra del
"centralismo" y a favor de la "autonomía". Estas protestas fueron encabezadas por el Comité Cívico
(o Comité Pro-Santa Cruz), un movimiento social conformado por organizaciones empresariales y
profesionales. El incremento en el precio del diesel subsidiado por el gobierno fue la chispa que
encendió las protestas y ocasionó que el Comité Cívico hablara de intereses regionales. Este discurso
intenta unir a las elites (la agro industria depende del subsidio de diesel) y a la "población" (cuyo
transporte publico iba a aumentar de precio). De esta manera, el precio del diesel se transformó en
un conveniente pretexto que puso en movimiento un plan encaminado a demostrar fortaleza
3El proyecto regional de Santa Cruz hace eco de la noción del "polis galáctica" descrito por Tambiah (1976:258-266). No tengo espacio para una
comparación, la cual sugeriría la naturaleza fluctuante del poder regionalista y de sus fronteras y el uso de rituales de replicación, incorporación y
violencia como medios para construir vínculos entre un centro ejemplar y nodos sub-regionales ubicados en su orbita (véase también Alonso 2004).
4 Según Tsing, la noción de los proyectos de ‘hacer-escala’ refiere a tácticas de producción cultural movilizadas por actores y redes sociales y políticas.
Estos enfocan sus esfuerzos en la creación de imaginarios, sentimientos, afecto y deseo que constituyen tanto el espacio y los actores y canalizan el
accionar política hacia y para esta escala particular. La "escala" puede ser la de la comunidad, la región, la nación, o el mundo entero. Frecuentemente
estos proyectos de hacer escala se sobreponen y se mezclan dentro de un movimiento particular. Por ejemplo, algunos movimientos indígenas
construyen sus proyectos en por lo menos tres escalas – lo territorial, lo regional, lo nacional. Otro ejemplo se ve con el proyecto del MAS que es un
proyecto que intenta conjurar y operar en la escala nacional, pero que es articulado por varios proyectos regionales y territoriales con sus propios
imaginarios y agendas espaciales. El proyecto cruceño es un nuevo proyecto de hacer escala que intenta articular tanto proyectos sub-regionales como
otras visiones departamentales (de la llamada media luna).
5 Por translocal, refiero a las articulaciones entre varios sitios geográficos y sociales reflejadas en cualquier expresión de la práctica social o política. El
concepto nos empuja más allá de la "comunidad" o la localidad como el marco analítico para la interpretación de la producción cultural y sus objetivos.
Por espacialización, me refiero a la orientación de tales prácticas sociales, políticas y culturales hacia la construcción y control del espacio, un proceso
mediado por la realidad material del lugar (geográfico) y por multiples lineas de conflicto sobre la construcción discursiva y ocupación social del
espacio (lo cuál mayormente determina su materialidad).
4
regional y garantizar que el referéndum sobre autonomías departamentales precediera la elección de
la Asamblea Constituyente.6 El Comité Cívico desplegó una serie de espectáculos – huelgas de
hambre, paros cívicos, el nombramiento de un Concejo "Pre-Autonómico" y la ocupación física de
algunas instituciones estatales. Las a veces violentas ocupaciones fueron llevadas a cabo por la Unión
Juvenil Cruceñista, una organización conformada por jóvenes varones que llegó a ser el brazo fuerte
del Comité Cívico (Sandoval et al, 2003). Los eventos se intensificaron a medida que pasaban los
días, obligando eventualmente a la renuncia del moderado prefecto del departamento de Santa Cruz.
El entonces Presidente Carlos Mesa esperaba evitar el derramamiento de sangre, talvez en
complicidad con el pronunciamiento cruceño. Así fue que las tropas bolivianas no intervinieron en
lo que fue esencialmente ilegal, un golpe de estado regional. El espectáculo culminó el 28 de enero
con un Cabildo (asamblea pública). Doscientos mil cruceños se reunieron en las calles circundantes
al Cristo de la Avenida Monseñor Rivero. Ondeando banderas verdes y blancas de Santa Cruz, la
multitud celebraba la "autonomía" como una manera nueva de imaginarse a sí mismos en relación
con la Estado-Nación boliviano.
Las protestas y el Cabildo coincidieron con las preparaciones para el Carnaval y reflejaban la
superposición de regionalismo cívico, una cultura pública de la calle dirigida por la elite, y formas
simbólicas y organizacionales del Carnaval. El Carnaval es una época de bulliciosa exuberancia,
música y baile puestos en escena en las calles por las "comparsas" (clubes sociales de clase alta).
Durante los últimos tres años, el Carnaval ha estado marcado por temas relacionados con la
"autonomía", iconos que representan el orgullo regional que se entremezclan en las fiestas callejeras
y los corsos. Como en los Carnavales de otras partes, las festividades están marcadas por actos
transgresivos como ocupaciones físicas del espacio público, el fuerte consumo de bebidas
alcohólicas, libertinaje sexual y violencia. Estas transgresiones estaban ahora ligadas a los reclamos
de la elite por el espacio publico y a sus llamados a la "resistencia" contra el centralismo del poder
estatal. Esta atmósfera era propicia para la protesta "cívica." Lo que cabe destacar, sin embargo, es
que ciertas sinergias institucionales lograron vincular el despliegue folclórico con el lenguaje y las
tácticas políticas—es decir que los espacios políticos y de espectáculo se compenetraron de manera
orgánica. Por ejemplo, la Asociación Cruceña de Comparsas Carnavaleras (ACCC), miembro
constituyente del Comité Cívico, había declarado su apoyo a la autonomía. Pancartas que
proclamaban la lealtad de las comparsas y de otros clubes similares denominados "fraternidades",
llenaban las calles de la ciudad. Prominentes elites masculinas participan invariablemente en tales
organizaciones (grupos de negocio, fraternidades y comparsas), alternando su participación en arenas
privadas de tráfico de poder con apariciones publicas expresadas a través de espectaculares
demostraciones folclóricas callejeras. Por ejemplo, la generalmente aguerrida Juventud Cruceñista
está representada en un conjunto folclórico de baile denominado Kerembas (del Guarani, kereimba o
‘guerrero’) el cual participa en el Carnaval y en otros festejos rituales.
Mientras la tensión alcanzaba su nivel más alto debido a la ocupación de edificios públicos, la
comparsa de los Huasos, llamados al orgullo regional emitidos por los medios y lideres cívicos en
huelga de hambre, encabezaba el último de los tres desfiles Pre-Carnavaleros (precas) descritos en el
epígrafe. Usando sombreros de paja que representan al campesino rural cruceño, los Huasos
danzaban saliendo de la plaza portando testículos de toro que colgaban de pancartas verde y blanco.
Con esta demostración de virilidad gritaban "¡Autonomía! ¡Autonomía!" Bailando alrededor de su
reina, la comparsa trazó su ruta desde la plaza central hasta la Avenida Monseñor Rivero y la estatua
6 En oposición a la agenda de autonomía, la Asamblea Constituyente está encabezada por movimientos progresistas, indígenas, de trabajadores y de
campesinos como vehículo para reemplazar el neoliberalismo con un proyecto nacional de redistribución.
5
del Cristo, imponiendo un tono festivo, político y agresivo para el Cabildo que se iba a llevar a cabo
allí mismo en unos pocos días más.
Luego del Cabildo, las comparsas bailaron nuevamente el día del Carnaval. El corso se
dirigió hacia el centro atravesando los barrios más populares del área sureña en donde el pueblo fue
retratado por los medios de comunicación expresando afecto por su "reina soberana" (El Deber
2005d). Las carrozas del corso desplegaban la tradición rural cruceña (guerreros y doncellas
indígenas, granjeros campesinos y exhuberancia natural) mezclada con iconos carnavalescos de
poder imperial (faraones egipcios y dioses griegos). Las fraternidades danzaban alrededor de las
carrozas mientras la reina de cada comparsa saludaba a la multitud desde lo alto. Adelante se
encontraba la Reina del Carnaval protegida por sus "vasallos," una "bella rubia" que debía ser
imaginada como un objeto de deseo público, el símbolo de Santa Cruz, la "Reina de la Autonomía"
(El Deber 2005d). Los hombres cruceños que bailaban alrededor de la reina ejercían la "fuerza del
toro" para proteger a su reina y demandar "Autonomía" (El Deber 2005c). Entre la bella reina y el
toro, el carnaval de Santa Cruz hizo eco del imaginario de la elite detrás del proyecto regionalista
centralizado en la ciudad, haciendo visibles sus reclamos por territorio y espacio público, evocando
un tipo específico de sujeto-ciudadano público (hermosas mujeres blancas y hombres mayormente
blancos-criollos) listos para ocupar y defender ese espacio.
Un Panorama Regional
A pesar de que empezó siendo un pueblo fronterizo, Santa Cruz ocupa actualmente un lugar central
en la dinámica nacional (Urioste y Kay 2005). Relativamente rica comparada con los Andes
bolivianos, Santa Cruz encabeza las estadísticas del país en cuanto a PBI, exportaciones y calidad de
vida. Esta riqueza se concentra social y espacialmente entre las clases urbanas medias y altas de la
ciudad y sus alrededores inmediatos (UNDP 2004).7 Santa Cruz creció desde los años 50 con la
inversión del Estado, préstamos extranjeros (USA), regalías del petróleo, booms agrarios y dinero del
narcotráfico. Este crecimiento, así como los planes de colonización alentados por el Estado,
estimularon durante las ultimas cuatro décadas la inmigración de quechuas y aymaras quienes llegan
desde las más pobres regiones de los Andes hacia Santa Cruz. Actualmente, la población del
departamento (2 millones) está constituida por más de un 25% de personas de origen andino
(UNDP 2004). Las reacciones hacia este flujo de kollas (bolivianos provenientes del Ande) se
reflejaron en la intensificación del sentimiento regionalista en defensa de los cruceños como
"Cambas" (termino usado anteriormente para ‘peones indígenas’ como despectivo y usado ahora
como apelativo positivo de identidad regional) (Stearman 1985; Pruden 2003).
El cruceño-camba es visualizado a través de una matriz de símbolos: palabras regionales castellanas,
comida, música y danza regional, vestimenta relacionada con la vida rural agraria y gente de las
tierras bajas, el orden estético de una ciudad colonial rodeada de abundancia natural y marcada por
símbolos de poder colonial como la estatua del Cristo ubicado en el centro de la ciudad. La nobleza
y la conquista son evocadas en el escudo de armas del departamento a través de otros símbolos
recurrentes tales como la cruz (Cristianismo), el león (coraje masculino), el castillo (seguridad) y la
7 En 1995, 5% de la población del departamento absorbía el 28% del ingreso. El 87% de la producción del departamento estaba vinculado a la ciudad y
su periferia agro-industrial inmediata, la cual representa solo el 14% del territorio departamental. En medio de la opulencia al estilo de Miami de
algunos barrios, las tasas de pobreza en la ciudad alcanzaban el 50% y entre el 80 y 90 por ciento en algunas provincias rurales (UNDP 2004:24;
Arandia, comunicación personal).
6
corona (realeza). Los colores verde y blanco de la bandera departamental se pueden encontrar en
todas partes en Santa Cruz, adornando taxis y buses, inundando las asambleas cívicas y formando
parte de logos de negocios cruceños. Tal como los cruceños aprendieron en la escuela, el verde
evoca la abundancia natural y la riqueza rural y fronteriza de la región. El blanco simboliza pureza (la
pureza del linaje) y nobleza (hidalguía), una evocación bastante clara de distinción racial heredada
del colonialismo español. Tal como se describe en el epígrafe, estos símbolos están encapsulados en
representaciones de los cuerpos del ideal cruceño–camba, ya sea en el del hombre viril o de la
"bella" mujer, ambos implícitamente "blancos", en relación con la gente indígena local y del Ande
boliviano.
Para el camba, los "otros" son los kollas del Ande boliviano, ya sean quechuas o aymaras, criollos,
mestizos o el cholo. Con la resurgencia de la indigeneidad como marca privilegiada de derechos
territoriales en la Bolivia intercultural, las elites cruceños y cambas se refieren a ellos mismos cada
vez con más frecuencia como mestizos que comparten la herencia de la gente de las tierras bajas de
Santa Cruz (Guaraní, Besiro (chiquitano) o Guarayu, pero no con el pueblo Ayoreo). Los cruceños
no-indígenas perciben a esta gente como "sus étnias" integrándolos dentro de una historia distinta
de mestizaje que es cultural y racialmente superior a la que tiene origen hispánico y andino, solo una
pizca de mestizo e imbuido con la masculinidad de los guerreros indígenas y el encanto erótico de las
doncellas indígenas (pero no su apariencia física) (Lowrey 2006). En contraste, los cruceños
regionalistas arguyen que los kollas del Ande están atrapados en un colectivismo culturalconservador-
irracional que se deriva del centralismo religioso y burocrático de la época precolombina
e hispánica (Nación Camba 2004; Fernández B. 2002; Muñoz García 2005).8 El cruceñocamba
ideal mezcla la defensa del patrimonio agrario –"la propiedad" territorial y cultural que
incluye tradiciones, tierras, campesinos e indios– con los gustos y poder adquisitivo del consumidor
cosmopolita urbano.
A pesar de que la riqueza y poder agroindustrial sostienen la elite regional, la identidad pública de los
regionalistas los identifica con campesinos o subalternos indígenas que resisten el régimen estatal
dominado por el Ande. Esta identidad camba masculina está encarnada en hombres que usan
sombreros de paja, sandalias, camisa y pantalón blancos, que portan hondas y machetes.
Demostraciones de cambas actuando como guerreros indígenas que resisten la incursión andina
complementan el personaje "campesino".9 El hombre cruceño reclama como suya la sangre guerrera
del indio y la dureza del campesino camba para defender su patrimonio ante los usurpadores. La
mujer camba usa un tipoi, vestido típico de la mujer indígena. En el mundo del mercadeo y los
modelos, a veces se la llama a la mujer camba kuñatai (palabra guaraní que significa "mujer joven")
para apropiarse de la autenticidad y encanto sexual de la doncella indígena. Sin embargo, aun cuando
visten como indígenas, los cruceños tienden a enfatizar su blancura cosmopolita-urbana como
expresión de su aspiración de participar de una idealizada sociedad "global" de consumismo de clase
media-alta.10 Comúnmente se oyen apelativos como camba neto y cruceño de verdad lo que también
evoca blancura, poder social y pureza racial.11
8 Los regionalistas frecuentemente citan a H.C.F. Mansilla (2004), boliviano liberal que reavivó al escritor de principios del siglo XX, Alcides Arguedas,
y a su critica racista del cholo como el epítome del retraso del Ande (véase Pueblo Enfermo, 1909). Mansilla usa la palabra "cultura" para explicar por qué
los Andes son subdesarrollados y Santa Cruz no lo es, disfrazando el racismo biológico de Arguedas en la noción de diferencias sicológicas colectivas
entre las "mentalidades" camba y kolla.
9 La carroza de la Reina en 2005 representaba a un gigante guerrero guaraní que usaba la cruz cruceña en un collar. La apropriación de la historia de
resistencia guaraní en Kuruyuki, ahora invocado por la elite cruceña como su historia de resistencia a los Andes, es otro ejemplo.
7
El regionalismo cruceño se opone a expresiones espaciales, sociales o subjetivas de indigeneidad o
clase que no estén incorporadas en los nichos folclóricos del orden dominante. La cosmología
regionalista busca entonces absorber jerarquías de clase (terrateniente-campesino) y raza
(colonizador-indígena) con el fin de reposicionar líneas de contención desde el interior de la región
hacia sus limites externos.12 Esta borradura de lo local "evoca un complejo de translocalismo" para
reposicionar la región misma como un elemento "local" subalterno que se enfrenta a amenazas de
tallas nacionales y globales, de manera similar a los regionalismos fronterizos descritos por Anna
Tsing en Indonesia (2005:68, 74-75).
Esta identidad cruceño-camba se proyecta hacia afuera desde la ciudad y busca establecerse a sí
misma como territorialmente congruente con el Departamento de Santa Cruz y en alianza con los
departamentos fronterizos del Oriente boliviano (véase Fig. 1). Sin embargo, la ciudad está rodeada
no por disciplinados satélites sino por diversas y conflictivas regiones. Los valles cruceños ubicados
al Oeste son tres provincias unidas a la ciudad de Vallegrande, un área marcada por una profunda
pobreza rural. El Norte Integrado está constituido por provincias que han sido transformadas por
asentamientos de gente proveniente de los Andes y que actualmente se constituye en el escenario de
tensiones entre los intereses de las elites relacionadas con la madera, soya y ganado y las
organizaciones de campesinos. La región de la Chiquitanía, nombrada así como homenaje al
Chiquitano (Besiro), también es hogar de los Guarayus y Ayoreos. Los reclamos territoriales de
minifundistas e indígenas confrontan intereses forestales y ganaderos, una frontera soyera en
expansión, la extracción de minerales y el corredor de petróleo y del tren que va hasta Brasil. El
Chaco o Provincia de la Cordillera ubicada al Sur, territorio tradicional de los Guaranís, se constituye
ahora como escenario de tensiones territoriales, conflictos relacionados con los hidrocarburos y el
propio proyecto regionalista "chaqueño" que se opone a la dominación cruceña (UNDP 2004:71).
Al centro de esta organización de gobierno regional se ubica la Plaza 24 de Septiembre en el centro
de Santa Cruz. Esta plaza es un arreglo arquitectónico muy común de poder religioso y secular
distribuido alrededor de la plaza central (Catedral, Municipalidad, Club Social, Policía y Prefectura)
(Véase la figura 2). Rodeando la plaza está el casco viejo o centro antiguo. Más allá del centro antiguo,
la ciudad está rodeada por una serie de avenidas que van en círculo y que se denominan anillos. El
poder tradicional cruceño se asocia con el casco viejo y prominentes familias tradicionales a quienes
la gente se refiere como cambas del primer anillo. Como lo describe Stearman (1985:42-45), este centro
fue protegido de los foráneos (migrantes andinos y cambas pobres) quienes fueron segregados en
áreas alejadas de los anillos. Las ciudades "satélite" marginales ubicadas en las zonas Este y Oeste de
la ciudad son estigmatizadas hoy como espacios pobres y peligrosos (véase Postero, aun en
10 Aunque se vestía tejidos indígenas guaraníes-isoceños, Miss Bolivia 2004 (cruceña) declaró durante el concurso Miss Universo en Quito, que en su
región, "la gente no era india sino blanca, alta y que hablaba inglés". Mientras que los pobladores en la capital andina boliviana, La Paz, se sentían
molestos por estas declaraciones, En Santa Cruz las comparsas y los lideres cívicos le dieron a la reina un recibimiento de heroína (Economist 2004; El
Deber 2004a).
11 Es aquí en donde la pureza (el "blanco" de la bandera cruceña) se defiende. Como ocurre en muchos escenarios coloniales, el hombre no-indígena
tiene licencia para hablar de la mujer indígena como si se tratara de un objeto sexual. Sin embargo, estas relaciones no son convenientes para la
reproducción del poder social y lazos raciales. Los cruceños hablan de casarse con una "vacuda" (una mujer cuya familia posee tierras). Las mujeres
cruceñas tambien buscan distanciarse racial y socialmente de lo indígena. Hablando de parejas, se dice que "una no puede casarse con cualquier
kunumi" (kunumi es la palabra guaraní para decir hombre joven).
12 Proyectos nacionalistas revolucionarios han provocado respuestas similares en otras partes. Deborah Poole (2004) describe un caso similar en
Oaxaca, México en los años 20. Elites regionales re-moldearon a "sus indios" (Zapotecos) como racialmente distintos de aquellos pertenecientes la
proyecto de mestizaje nacionalista revolucionario (Nahuatl) e incorporaron signos distintivos especialmente de los vestidos de las mujeres para cultivar
la apariencia regionalista y de unidad. Como en el caso del proyecto cruceño, esta jugada replica y decentraliza el racismo del mestizaje nacionalista,
recentrando la autoridad criolla-colonial en la elite regional como el cenit del progreso racial y el poder.
8
impresión). Con el crecimiento urbano, la riqueza y los cambas del primer anillo empezaron a
mudarse hacia áreas residenciales ubicadas al Norte como Equipetrol y los alrededores de la estatua
del Cristo. Espacios como Equipetrol y calles como la Av. Monseñor Rivero evocan hoy la riqueza y
ocio de la elite. La plaza colonial se percibe como el corazón de la tradición cruceña y, así como en
las entradas pre-carnavaleras y otras varias instancias de espectáculo cívico y violento, es defendida y
reclamada por regionalistas pertenecientes a la elite como el modelo estético y socio-político para
crear orden en la región.
Figura 1 Departamento de Santa Cruz
Figura 2 Ciudad de Santa Cruz: Lugares y eventos
9
Centrada en el ideal de poder y orden que emana de la plaza, Santa Cruz se proyecta a sí misma
como un modelo a ser copiado por las regiones periféricas que la orbitan (Muñoz 2005). Los
regionalistas buscan de varias maneras la replicación de la jerarquía y orden del centro en las
provincias. A través de la duplicación simbólica y espacial (la estética tranquilidad de la plaza y los
símbolos a los que se asocia), instituciones (comités cívicos provinciales y UJC) y rituales (concursos
de belleza, carnavales, Día de la Tradición, y aniversarios cívicos)13, se convoca a las provincias a
rendir homenaje al centro, el cual incorpora símbolos sub-regionales de música y autenticidad local
dentro del ritual departamental. A cambio, el centro promete estatus, recursos y seguridad (para los
intereses de la elite provincial).
Dependencia Económica
El modelo económico que subyace al orden regional centrado en la urbe, es uno de producción
agraria y extracción de recursos naturales a gran escala. Ambos dependen de la continua expansión
de fronteras en búsqueda de nuevas tierras y recursos. Ambas actividades bombean riqueza hacia el
centro urbano y reproducen la dependencia en un puñado de materias primas. En este momento, la
soya e hidrocarburos representan el 80% de las exportaciones y ninguna actividad genera fuentes de
empleo ni diversificación económica a gran escala (PNUD 1995, 2004; Gray 2005). La mayoría de
los exportadores son multinacionales, haciendo de las elites cruceñas socios menores del capital
transnacional.14 Las elites agrarias cruceñas producen para exportación y el mercado nacional,
amparándose en la posesión especulativa de tierras improductivas (tierras de engorde) como un
seguro contra periodos cíclicos de baja de precios. Este patrón agrario y su dependencia en los
sectores exportadores transnacionales refuerza la oposición que existe en contra de la reforma
redistributiva de tierras y de las políticas nacionalistas que buscan establecer soberanía sobre la
explotación de los recursos naturales. El modelo extractivo de base angosta (Gray 2005) genera
excedentes que estimulan batallas entre elites en busca de rentas y concentra riqueza entre una
relativamente pequeña clase media y alta. Esta dinámica sigue una larga historia de dependencia en
la extracción de recursos que hoy en día está regresando de manera intensificada con el boom
boliviano de gas natural.15 Este modelo inestable crea la ilusión de crecimiento y riqueza. Sin
embargo, el PBI de Santa Cruz ha permanecido igual en relación a la expansión de la población
durante los últimos 50 años (PNUD 2004).
Construyéndose sobre la base de estos reclamos de identidad, la proyección del orden regional y la
ilusión de prosperidad económica, el espectáculo regionalista público cultiva una visión de unidad a
pesar de un sentimiento real e imaginario de crisis regional económica e inestabilidad social (c.f.
Apter 2005). La crisis generada por la inestabilidad económica está compuesta por una crisis de la
elite atada al desbaratamiento de los privilegios raciales y estructuras tradicionales de poder. La
13 Por ejemplo, las organizaciones de las fraternidades auspician el Día de la Tradición y un calendario ritual anual que replica el evento "año tras año
en más de 35 municipalidades[…] constituyéndose en una gran contribución para la región, ya que en todos estos lugares se desarrolla manteniéndose
el mismo formato que en la ciudad capital" (FFC s.f.).
14 Nueve de los 10 más importantes negocios en Santa Cruz están relacionados con la soya o hidrocarburos; ocho de ellos son de propiedad extranjera.
15 Desde afuera se ve al regionalismo cruceño de manera simplista a través del lente del gas. Santa Cruz efectivamente se lleva los beneficios de la
infraestructura del gas natural, refinamiento e instalaciones de transporte. Sin embargo, 85% de las reservas de gas de Bolivia están ubicadas en el
departamento de Tarija, que tiene su propia historia regional. La tenencia de tierras y control sobre los recursos naturales son temas tan o más cruciales
para los cruceños que el del gas.
10
posición regionalista que permea ahora las instituciones cívicas, mediáticas y sociales controladas por
la elite en Santa Cruz, busca re-encauzar el sentimiento y discurso públicos respecto a la crisis en
contra del gobierno nacional y aquello que se interpreta como amenaza interna hacia la región. El
gobierno nacional está marcado por el surgimiento del partido Movimiento Al Socialismo (MAS) y
las "amenazas" se demonizan convenientemente al identificarlas con los inmigrantes "invasores".
Migración y Avasallamiento
El asentamiento en Santa Cruz de gente proveniente del Ande boliviano desde 1950 fue auspiciado
por el Estado y a veces ocurrió como resultado del movimiento espontáneo hacia el Este de gente
en busca de tierras (Stearman 1985; Soria 1996; Sandoval el. Al. 2003). Los que llegaron del Ande se
establecieron como minifundistas rurales, comerciantes urbanos y trabajadores durante el boom del
azúcar (años 60), algodón (años 70) y coca-cocaína (años 80) y le dieron nueva forma al panorama
social y político de Santa Cruz rural y urbano.
Los inmigrantes andinos establecieron colonias en el Norte Integrado agrario las cuales hoy en día
son vibrantes municipalidades de agriculturores y comerciantes. Los colonizadores organizaron
sindicatos, copiando así la estructura sindical que dio forma a la movilización campesino-indígena en
los Andes. Oponiéndose al ideal cruceño de orden socio-espacial, estético y racial representado en la
tranquilidad de la plaza colonial, estos sindicatos andinos emergieron como centros alternativos de
poder que se perciben como amenazas para la hegemonía cruceña. Por ejemplo, en octubre de 2003,
campesinos andinos marcharon hacia Santa Cruz desde el Norte con el fin de mostrar su oposición
hacia el desmoronado régimen del entonces Presidente Gonzalo Sánchez de Lozada. La reacción
regionalista resaltó la noción de orden social como "principio de autoridad".
Si bien, los municipios de Buenavista [leal al proyecto regionalista] y Yapacaní [en oposición] están
separados sólo por 20 kilómetros, las diferencias entre ambos son mayores. El primero apuesta por su
patrimonio cultural para generar ingresos y prefiere proyectarse como un pueblo turístico y apacible.
Basta observar su imponente iglesia, la tranquilidad de su plaza, los corredores con horcones de casas
tradicionales y su típico horneado que oferta. Mientras que en Yapacaní, la mayoría de sus pobladores
y autoridades tienen origen andino y su economía se basa principalmente en el comercio que se
extiende en gran parte del pueblo y que provoca una agitación cotidiana.
[Según Germán Castedo, entonces Vicepresidente del Comité Cívico]; Yapacaní es la entrada de
occidente y en este momento es la mayoría. Han venido a atropellar las propiedades privadas, por eso
hemos pedido al gobierno poner atajo a esto….
REPORTERO: - ¿Cree que el andino es conflictivo?
CASTEDO: La gente del occidente se maneja con sindicalismo y eso se debe a la falta de principio
de autoridad y los cruceños no estamos acostumbrados a eso. Somos más objetivos. (Diario El
Deber 2003b)
La inmigración andina también le ha dado nueva forma a la urbe cruceña. Excluida por la resistencia
camba y la pobreza del centro de la ciudad (como sucede en los pueblos regionales) la gente del
Ande estableció enclaves de inmigrantes que se han convertido ahora en parte del tejido de la
ciudad. Los cruceños andinos –muchos de los cuales son ahora de segunda o tercera generación-
ejercen distintas profesiones en la economía urbana, sin embargo, el discurso cruceño pretende
estereotipar al "kolla" como "inmigrante" involucrado exclusivamente con el comercio "informal" a
pesar de que mucha gente andina trabaja como comerciantes y profesionales. Como sucede con los
sindicatos, los comerciantes andinos se organizan en gremios para defender sus intereses frente a la
11
Municipalidad. Gremios, gremialistas y los extensos mercados que ellos ocupan son llamados espacios
"kollas" en el hablar cotidiano del cruceño. Los gremios ocupan un nicho político en la
Municipalidad, sin embargo, tal como ocurre con los sindicalistas, el discurso regionalista a menudo
caracteriza a los gremialistas como una amenaza para la región (ver abajo).
El discurso del avasallamiento –invasión, usurpación, subyugación– caracteriza las discusiones
sobre el inmigrante rural y del urbano. En la ciudad, el regionalista cruceño invoca figurativamente a
los Kollas como una "inundación", "hemorragia", "indiada" u "horda de indios". El hermano de un
prominente político exageró un momento del pasado reciente durante una conversación diciendo:
"para entonces teníamos 500 mil kollas más sobre nosotros." Una broma grabada en los años 70
(Stearman 1985:75) y relatada todavía hoy cuenta que la estatua del Cristo, con los brazos
extendidos, dice en realidad "deténganse!, no más Kollas!" Los discursos de avasallamiento se han
intensificado desde que el lugar de origen se ha convertido en un tema de competencia entre cambas
y "los del interior" (kollas) quienes son ahora aspirantes a empleos en el sector público. Esta
situación se intensifica aún más con el aumento de tensiones por las regalías del gas y su circulación
a través de una burocracia cada vez menor, encogida por la reestructuración neoliberal (UNDP
1995:36-37). Tal como en el area rural, este discurso del avasallamiento transforma este conflicto
socio-estructural en términos de afecto y repulsión – implicita y explícitamente racializado por su
forma de estatización corporal – agrupando a todos los andinos urbanos como una amenaza estética
hacia el orden y belleza cruceños. En un artículo titulado "Santa Cruz es bella, pero..." se escribe:
…[D]ebemos luchar para dejar de ser esclavos en nuestra propia tierra, para ya no ser invadidos y
avasallados por estos collas de las piedras que no conocen ni respetan nuestras costumbres, que creen
que aquí pueden hacer lo que les de la gana, nos roban, nos matan, convierten nuestra ciudad en un
mercado aplastándose en las aceras, cierran las calles sin nuestro consentimiento para celebrar
festividades que no son nuestras, invaden nuestras tierras… (García Paz s.f.).
En áreas rurales, el avasallamiento se visualiza como una invasión del territorio cruceño por hordas de
campesinos violentos y racialmente diferentes. La elite cruceña frecuentemente se aferra a la
distribución desigual de tierras con demandas de posesión de dudosa legalidad (Fundación Tierra
2005; Hernaiz 2002). Movimientos indígenas y de colonizadores demandan tierras a través de
procedimientos legales y de tomas (ocupaciones), demandas apoyadas por la Reforma Agraria de
1996 que pedía la redistribución de tierras improductivas y sin titulo de propiedad (o ilegalmente
habidas). Otras tierras que están bajo el control de la elite "pertenecen" a concesiones madereras y
también son de legalidad sospechosa. Tal como lo insinuaba una caricatura publicada en una pagina
web regionalista (Belicoso 2004), el discurso en contra del "avasallamiento" andino denota un
miedo racial e indignación asociándolo con la amplia expansión del MAS en el país, la cual es
percibida como una amenaza para los recursos cruceños. En esta caricatura, campesinos andinos
desdentados, con narices exageradamente aquilinas y caras monstruosas y rabiosas gritan "tierra!,
tierra!" mientas cortan árboles marcados con el símbolo de "reserva forestal". Estos personajes
animalescos usan distintivos del MAS en sus brazos. Los temas de irracionalidad y animalidad,
subrayados por la intencional fealdad de las imágenes, muestra una vez más cómo el imaginario del
kolla se construye como opuesto en términos estéticos (raciales) y racionales. La implicación de que
la modernidad y los beneficios de la globalización (tales como las reservas forestales que se apegan
al movimiento pro-medio ambiente) no solamente son imposibles con una población kolla, sino que
no le son comprensibles por razones de raza están siempre subyacentes en las representaciones de la
oposición distopia kolla/utopía camba.16
12
Regionalismo Cívico
Para mantener el modelo cruceño-camba ante lo que ellos perciben como amenazas y ante la crisis
provocada por la intestabilidad en el orden espacial, político y económico, los regionalistas cívicos se
cobijan en el Comité Cívico. Esta es una entidad cuyos miembros no han sido elegidos por el
pueblo sino que está dominada por elites del mundo de los negocios y la agro-industria y que tienen
una larga historia de resistencia hacia el control del gobierno central mientras que por otra parte,
demandan el subsidio del mismo gobierno (Peña et.al. 2002; Sandoval et. al. 2003; Pruden 2003).
Típicos miembros del ámbito de los negocios incluyen los industriales (CAINCO), ganaderos
(FEGASACRUZ), agropecuarios (CAO), la cámara forestal, los productores de soya (ANAPO) y
organizaciones de profesionales (doctores, abogados, y arquitectos). Otros miembros cívicos
incluyen a representantes de los comités cívicos departamentales, comparsas carnavaleras,
estudiantes universitarios, clubes sociales o fraternidades. El sindicato departamental de trabajadores
y la unión de transportistas son los únicos miembros que no pertenecen a la elite. A pesar de que
estas dos ultimas organizaciones son sindicatos, también están vinculadas con la minúscula
economía formal de la región y están bajo el dominio de un liderazgo conservador. En 2004, una
fracción de organizaciones de indígenas Guaraníes de las tierras bajas fue invitada a unirse al Comité
de manera subordinada (sin opción a voto), una estrategia que buscaba debilitar la unidad indígena
en el Oriente boliviano y dar muestras del apoyo cruceño a "sus propios indígenas" (Lowrey 2006).
Las autoridades del Comité Cívico son escogidos al interior de la organización e invariablemente
rotan entre doctores, ganaderos y agro-industriales que se auto-proclaman como representantes de
los intereses regionales de Santa Cruz.
Una entidad paralela integrada por mujeres, el Comité Cívico Femenino, refleja el comportamiento
explícitamente masculino del Comité Cívico (y la estructura patriarcal de esta sociedad ‘civil’).
Nuevas generaciones de hombres ingresan al comité a través de Unión Juvenil Cruceñista (UJC),
descrita anteriormente.17 Mientras que la UJC (figura 3) se involucra en demostraciones callejeras, el
Comité Cívico Femenino organiza actos públicos de caridad y busca establecer sub-comités en las
provincias.
16 Agradezco a Claret Vargas por esta interpretación.
17 No existe una contraparte estructural para la mujer joven (como en el caso de la UJC), sin embargo, su participación en la industria de la belleza es
un pase al protagonismo cívico para las mujeres.
13
Figura 3. Un miembro de la UJC (Unión Juvenil Cruceñista) y del grupo de baile Kerembas, septiembre 2005. Rojahijú es una palabra guaraní que
significa "yo / nosotros amamos santa Cruz" (sic. roaiu), un slogan que vincula a la ciudad (femenina) con sus galantes protectores (varones). En la
espalda de la camiseta se lee: "nuestra identidad perdurará si la juventud lucha por su pueblo. Nótese el borde del mapa del departamento de Santa
Cruz, se ve a un par de bailarines danzando un baile típico cruceño y además la cruz.
Un brazo extremista del regionalismo cívico es el pro-secesionista Nación Camba (Barragán 2004). La
Nación Camba está compuesta por un grupo de intelectuales, editorialistas, antiguos lideres del
Comité Cívico, y figuras del ala derechista de la política, liderados por un septuagenario político, un
historiador, un doctor y un arquitecto. Además de su labor de re-escribir la historia cruceña en
oposición a la del "Alto Perú" (es decir, la Bolivia andina), la posición radical "separatista" de la
Nación Camba permite que lideres del Comité Cívico representen sus demandas por la "autonomía"
como demandas políticas moderadas (Lowrey 2006). La Nación Camba está presente en la
televisión y periódicos cruceños y se hace visible a través de marchas y manifestaciones, sin
embargo, el alcance de este movimiento social es limitado.
Estas redes sociales de elite definen una "sociedad civil" internamente marcada por fuertes lazos y
fronteras de edad y género y en sus bordes por la selectiva incorporación y exclusión de miembros
subalternos –esto último funciona como estrategia de contención de diferencias espaciales, raciales y
de clase. El cívico prototípico es un hombre no-indígena y de mediana edad con inclinaciones
intelectuales, entusiasmado por la oratoria publica y la escritura, vinculado con la riqueza
proveniente de la propiedad de tierras, generalmente de la derecha, con un antiguo cargo en la UJC
y asociado con grupos carnavaleros y fraternidades de la elite. Estos actores históricamente ejercían
su control a través de instituciones estatales y partidos políticos controlados por la elite. Siendo que
estos atraviesan una época de desorganización, la lucha de la elite regional para mantener el poder se
intensifica en el escenario del espectáculo y control de los medios de comunicación, a través de
demostraciones tales como aquellas que paso a describir ahora.
Espectáculos de Prosperidad y Crisis, Belleza y Violencia
Aunque el discurso regionalista de autonomía permea todos los espectáculos a lo largo del ciclo
festivo anual en Santa Cruz, se intensifica particularmente en septiembre, el mes de la cruceñidad.
Alrededor del 24 de septiembre, el aniversario de fundación del departamento, el ambiente se marca
con festivales folclóricos, homenajes a la bandera, la elección de la Reina de Santa Cruz y la feria
14
industrial anual denominada Expocruz. En el 2005, septiembre fue también un periodo de tensión
política debido a la proximidad de las elecciones y el prospecto de victoria del MAS, así como a las
tomas de tierra por parte de campesinos en el Norte y conflictos regionales relacionados con las
regalías del gas. En medio de la tensión y festividades, el humo oscureció los cielos de la ciudad
como si se tratara de un eclipse. Santa Cruz, ciudad aspirante al cosmopolitismo sufría los efectos de
la quemazón anual en las tierras del interior, con la que los agricultores se preparan para la siembra.
El grito de "¡Autonomía!" estaba también presente en el aire. Luego del espectacular Cabildo
llevado a cabo en enero, los medios enfocaban en la campaña electoral para prefecto departamental,
que parecía favorecer al autonomista Rubén Costas. Automóviles, casas y fachadas de tiendas
desplegaban banderas verde y blanco. Taxis y buses pintados también de los mismos colores,
llenaban las calles. Stickers pegados en las ventanas de los automóviles decían "Autonomía sí o sí" y
"Santa Cruz no le debe nada a Bolivia". Los kioscos estaban repletos de nuevos periódicos que
proclamaban autonomía. Uno de ellos, llamado Cash (el titulo en inglés denota la atracción que se
siente hacia la "prosperidad cosmopolita") atrajo mi vista. Tenía una portada acerca de la "elite
ganadera" durante la EXPOCRUZ y una fotografía de un imponente toro Brama (Quiroga Castro
2005). Otro periódico llamado Catarsis (¿quizás refiriéndose a una válvula de escape para las
tensiones de los cruceños?) abundaba con anuncios publicitarios de empresas petroleras extranjeras
y ostentaba a una historiadora regionalista como su editor-director. La portada de Catarsis ese mes
fue la poco cubierta de ropa, descendiente de alemanes, Miss Santa Cruz (no confundir a ésta con la
Reina de Santa Cruz o la Reina del Carnaval) al lado de un articulo cuyo titular decía "Santa Cruz
apuesta por un cambio en su historia" (Catarsis 2005:1).
El festival de danza denominado Elay Puej (coloquialismo cruceño) inició el mes con el tema, "Lo
nuestro primero". Dos mil bailarines de colegios primarios y secundarios y grupos de baile
danzaron en las calles resaltando "sus etnias" y "sus costumbres". Jóvenes cruceños vestidos de
guarayos y guaraníes representaban a las "etnias" de Santa Cruz. Estos indígenas imaginarios
nutrían el complejo imaginario guerrero-doncella: los hombres son fieros, de pecho descubierto y
cuerpo pintado; las mujeres utilizan estilizados tipois de dos piezas (más sexys que los reales) y
plumas. "Sus tradiciones" centraron el folclore rural en espacios urbanos con géneros de danza
provenientes de las sub-regiones del departamento: Coplas (Valles), chacareras (Chaco), taquiraris y
chovenas (Santa Cruz). Las danzas andinas estuvieron notablemente ausentes. Descontextualizadas de
sus espacios sub-regionales y momentos rituales, estas presentaciones fueron espacial y
temporalmente re-contextualizadas como símbolos de la unidad cruceña bajo el control de un
calendario ritual dominado por la clase media urbana. 18 Como ocurrió durante las fiestas precarnavaleras
y el Cabildo que fueron realizados en espacios asociados con los grupos más pudientes,
el festival de danza Elay Puej se llevó a cabo desde la estatua del Cristo, a lo largo del segundo anillo,
hasta el colegio La Salle ubicado al filo del barrio Equipetrol.
Más o menos durante el mismo tiempo, una reunión anual de comités cívicos provinciales rendía
homenaje a la bandera departamental. Expresiones de lealtad hacia Santa Cruz "centro ejemplar" de
poder (c.f. Tambiah 1976; Alonso 2004), fueron recompensadas con medallas de honor al Mérito
Cruceño. En el 2005, entre los distinguidos anfitriones de esta celebración se incluían el director de
la revista "Verde y Blanco" y el Presidente de los Comités Cívicos Provinciales, un hombre que dos
años antes había pateado en el suelo a una mujer indígena andina durante el ataque de la UJC a una
18 Más allá del tema de la autenticidad, la "re-contextualización" de tales puestas en escena (performances) supone ajustes a nuevas prioridades (de
acuerdo al gusto urbano y formas de baile en la calle) y la afirmación de relaciones de poder político, económico y espacial (véase Briggs 1996).
15
marcha de campesinos en la plaza principal. La expresión de lealtad regional y lazos fraternos
imaginarios están marcados por el cultivo de un sentimiento nostálgico. La prensa reportó que uno
de los receptores del premio lloró de emoción cuando el paramilitar fundador de la Nación Camba
le colocó su medalla en el cuello (El Deber 2005e).
En la noche del 23 fue coronada la Reina de Santa Cruz en un parque ubicado al interior del primer
anillo. Unos días antes, los medios habían saturado sus ediciones con entrevistas a las candidatas.
Hombres vestidos de campesinos dieron serenatas de música y ofrendas de comida camba a las
candidatas. Los periódicos detallaban las medidas de las mujeres (siendo la altura la más importante
de ellas), su color de cabello, tono de piel y características de sus cuerpos. El espectáculo de
coronación, al que también se llama "serenata" representa el cortejo masculino de, y homenaje a, la
bella ciudad-región encarnada en su reina "soberana". El gran espectáculo musical y alegórico
resaltaba igualmente tradiciones y etnias e invocaba también el lenguaje de imperio, nobleza y
soberanía regional. La Reina fue presentada como Gabriela I y portaba una banda que decía "Reina
de Santa Cruz y Embajadora de la Autonomía". El alcalde y los lideres del Comité Cívico le
impartieron besos y la corona.
Los periódicos y canales de televisión controlados por la elite también rindieron tributo al mes de la
cruceñidad. El 24 de septiembre, el diario más importante, El Deber, insertó en su edición un
suplemento especial de aniversario. Los titulares reforzaban la ilusión de prosperidad en medio de la
incertidumbre provocada por la crisis. ("La Bonanza económica no ha parado el aumento de la
pobreza" y "Una apuesta por el futuro"). Estos titulares se entremezclaban con llamadas por el
orden y continuidad del modelo extractivo ("Santa Cruz quiere autonomía, trabajo y seguridad" y
"El futuro está en la agricultura, bosques y petróleo") (El Deber 2005h). Marcos verde y blanco
rodeaban las fotos, noticias y anuncios publicitarios celebrando a Santa Cruz. Los sondeos de
opinión representaban al público camba en gráficos que tenían la forma de un sombrero de saó
(2.3% apoyaba el separatismo), gráficos de barras colocadas en forma de los brazos extendidos del
Cristo (56% apoyaban la autonomía) y fotos del Cabildo de enero (El Deber 2005h). El tenor del
reportaje reconocía la existencia de inequidad y pobreza, culpaba al centralismo burocrático este
hecho, y reclamaba la autonomía como solución a estos problemas.
Las autoridades y la Reina se reunieron nuevamente el 24 de septiembre en el palco de honor del
desfile cívico en la plaza 24 de Septiembre. Estaban allí los representantes de la Municipalidad,
Prefectura, Cooperativas de Electricidad y Teléfonos, los Comités de Vigilancia de los barrios, del
Departamento de Sanidad, de Jardines Botánicos Municipales, División de Luz de Tráfico y otros.
Al ritmo de la música de banda militar, quienes desfilaban pasaban ante el palco de honor donde
recibían aplausos de las autoridades "cívicas" y políticas, la Reina y el Presidente boliviano, quien en
aquel entonces era Eduardo Rodríguez (el tercer presidente en dos años de inestabilidad nacional).
Las marchas cívicas generalmente pagan un tributo visual al Estado, reproduciendo sus partes
componentes y jerarquías a través de la estética del orden y lealtad (líneas, banderas nacionales y
música marcial). Sin embargo, el fervor regionalista le añadió un giro subversivo. Entremezcladas
con banderas verde y blanco se podían ver banderas verde y negras del movimiento Nación Camba.
Estos eran símbolos de la postura secesionista salpicada entre marchistas de varias instituciones, lo
cual demostraba la infiltración de esta ideología en espacios oficiales locales y regionales (como la
Municipalidad y Prefectura). La Nación Camba también marchó en su propio bloque y pasó frente al
palco de honor gritando "La Nación Camba afirma que la verdadera autonomía es aquella que sea
un estado libre asociado con Bolivia!" Uno de los que marchaba levantó en alto un billete gigante de
16
100 "Cruceños" demandando la creación de una moneda soberana. Una de sus pancartas citaba un
pasaje de la declaración de Derechos Humanos de las Naciones Unidas que decía "Todas las
personas tienen el derecho a la auto-determinación". Otra pancarta se apropiaba de un conocido
slogan indígena que dice "Territorio, identidad y Poder: bases del Nacionalismo Camba". La mayoría
de marchistas de este bloque eran cruceños varones, de mediana edad, de piel clara y caras solemnes.
Algunos de los espectadores también portaban banderas de la Nación Camba. Escuché un aplauso
leve a pesar de que muchos espectadores miraban silenciosamente con los brazos cruzados. Frente a
esta expresión de especificidad cruceña, el público era un mosaico de caras bolivianas de todos los
matices, lo cual reflejaba la diversidad de población en el Santa Cruz de hoy en día. En la parte de
atrás, una pancarta negra con letras blancas proclamaba: "la Nación Camba es imparable porque
Dios es cruceño" seguida por un mensaje a los "forasteros" que decía: "La tierra es nuestra, fuera
invasores!"
En la Feria
A medida que las festividades se desarrollaban, la feria EXPOCRUZ brindaba un espectacular telón
de fondo que duró diez días. Durante los últimos 30 años, la EXPOCRUZ ha puesto en exhibición
el poder económico cruceño, mostrando exhibiciones de 20 países y con casi medio millón de
visitantes de Bolivia y otros lugares.19 Extendiéndose en un espacio que cubre 40 cuadras con
pabellones, stands, cabinas, restaurantes, juegos y establos de animales, la Feria representa un evento
social de clase media y alta así como un lugar en el que se llevan a cabo negocios, se hacen contactos
y se promocionan productos. Tal como una colega me la describía: "La feria es un microcosmos de
Santa Cruz: ganado, negocios y mujeres." La tarifa de entrada de 30 Bs. (entonces US$ 3.70)
aproximadamente dos días de salario mínimo, actúa como filtro para excluir a los pobres que viven
en la ciudad.
La feria representó también una plataforma regionalista. El industrial cruceño Gabriel Dabdoub,
Director de la feria (y descendiente de inmigrantes libaneses) marcó el tono de la feria durante su
discurso de apertura. Haciendo eco de la celebración de los medios respecto al valor económico de
los cruceños, la "imparable" unidad frente a la crisis y resistencia frente al gobierno nacional,
Dabdoub invitó a los presentes a "mirar hacia la modernidad con ojos de campesino" y retó a
aquellos oponentes que osaran "bloquear Santa Cruz":
Nos[otros, el CAO y el CAINCO] hemos aliado con la sociedad civil de las provincias y barrios, y
junto a valientes parlamentarios, obreros, vecinos, campesinos, intelectuales y pueblos originarios, a
la cabeza del Comité Pro-Santa Cruz hemos plantado en Bolivia el mojón de la autonomía..20
Frente a la exhuberancia del neón, pancartas, música, autos, tractores, motocicletas, y comida, de
hecho uno sin el poder adquisitivo tendría que "mirar hacia la modernidad" con ojos de
"campesino" con aspiraciones de consumir en el mercado global. Durante las noches en las que
asistí a la feria, alguna gente probaba la sensación de sentarse en asientos de Primera Clase en el
stand de Aerosur. Otros probaban cosméticos y gel para el cabello producidos local e
internacionalmente. Me asomé para ver las fotos que promocionaban la sensibilidad corporativa en
el pabellón de Petrobras, la transnacional brasilera que domina la industria gasífera de Bolivia. Las
cooperativas de teléfonos, cable y electricidad dominadas por la elite cruceña llamaban la atención de
19Del folleto entregado a los visitantes.
20 Del original http:/www.ibce.org.bo/eventos/discurferia.htm, al que se accedió el 30 de enero de 2006.
17
los transeúntes con brillantes luces que decían "Tú eres Santa Cruz". En los corrales de ganado vi
los últimos avances en inseminación artificial y selección genética. Mujeres en tacones altos y
hombres en terno admiraban a los toros que iban a venderse por miles de dólares en una subasta.
Una pancarta colocada sobre un tranquilo toro promocionaba a sus dueños diciendo que ellos
trabajaban "con la mejor genética para el desarrollo del país". El pabellón de la India, un nuevo actor
relacionado con los recursos naturales de Bolivia, estaba repleto de mujeres que compraban colorida
ropa y bufandas. La locura de moda de la primavera eran los motivos indios (del país India, no de
"su etnia"). Más allá, personas disfrazadas de billetes de $us 100 repartían panfletos en el stand del
Banco Ganadero.
Pasé a visitar la caseta del Comité Cívico en donde se vendían brazaletes al estilo de Lance
Armstrong que decían "Autonomía". También se ofrecían camisetas que decían "Autonomía sí o sí",
tazas con la cruz y el escudo de armas que decían "Autonomía departamental ahora!" y
ambientadores verde y blanco para autos (en forma del departamento de Santa Cruz) en los que se
podía leer "Autonomía ahora!". Al lado de la caseta se había erigido un enorme poste de madera.
Este era uno de los mojones de la autonomía a los que se refería Dabdoub durante su discurso
(Figura 4). Mojones similares son los que marcan las fronteras entre los terrenos en las regiones
rurales; aquí el símbolo había sido transformado en una marca de reclamo ideológico de los
regionalistas cívicos respecto al territorio. Mojones como este habían sido puestos en la ciudad cerca
de la estatua del Cristo y en espacios contestatarios como la universidad publica, en la que los
regionalistas ven un nido de traidores entre sociólogos, izquierdistas y nacionalistas. Otros mojones
fueron erigidos por la UJC y los Comités Cívicos en las provincias en las que se vieron réplicas del
Cabildo de enero (El Nuevo Día 2005). El mojón erigido en la feria invocaba este amplio intento de
visualizar el vínculo entre una posición ideológica particular (autonomistas liderados por la elite) y un
espacio territorial de lucha (Santa Cruz). En la parte trasera de la caseta del Comité Cívico, un
monitor de video repetía sin parar escenas del Cabildo de enero.
Figura 4. Mojones de Autonomía. (Izquierda) Caseta del Comité Cívico (Derecha)en medio de la Avenida Monseñor
Rivero, al lado de la estatua del Cristo.
18
Las Azafatas, mujeres cruceñas seleccionadas por sus atractivos físicos, repartían en todo lugar
brochures de vinos, textiles, lentes de sol, perfumes, resorts turísticos y ropa de diseñadores a los
transeúntes. Las mujeres compiten por puestos de azafatas con el fin de incursionar en la industria
de la belleza y modelaje. La industria de modelaje es uno de los efectos secundarios de la economía
regional que se caracteriza por demostraciones ostentosas, y es otro mecanismo utilizado por los
medios para marcar las fronteras entre los cuerpos cruceños deseables, y los que no lo son. Los
negocios compiten por las modelos más cotizadas, especialmente aquellas que pertenecen a un
grupo denominado Las Magnificas. Así como en el caso de la competencia por el cetro de Reina de
Santa Cruz y el interminable ciclo de concursos de belleza durante todo el año, El Deber publica
diariamente tablas de las "azafatas" en las que se detallan sus medidas, agencias a las que pertenecen,
productos que promocionan y sus aspiraciones. Lógicamente, de acuerdo a la costumbre cruceña de
culminar a todo rito con un concurso de belleza, la feria culmina con la elección por parte del El
Deber de la "Azafata El Deber".
Como ocurre con las reinas de belleza, las azafatas son iconos comerciales y raciales de la belleza
cruceña y poder productivo. A ellas las cultivan y evalúan como a la tecnología de punta o el stock
de ganado. En Santa Cruz, estas plataformas de belleza femenina y deseo consumista se articulan
con el proyecto regionalista y la afirmación cruceña de superioridad tecnológica e incluso genética.
El articulo de la revista Cash que trataba a la elite ganadera incluía una entrevista a Luis Fernando
Saavedra Bruno, uno de los más acaudalados terratenientes de la región y ex líder de los empresarios
privados. Sus toros incluían a Mr. Gladiador, apuntado a ser uno de los ganadores en las pasarelas
para el ganado. Saavedra Bruno lo describía así:
Un ejemplo de alta genética no puede hacerse, nace. Como en el caso de una Magnifica, buena comida y
ejercicio no son suficientes. Estos animales responden a un código genético que se mejora año a año a través
de la tecnológica para mostrar en la feria a los mejores exponentes de sus razas. (Quiroga Castro 2005:31).
Sujetos Revoltosos
Después del primer fin de semana de feria, El Deber celebró su éxito financiero con el titular
"EXPOCRUZ movió casi US$ 1’000,000 en dos días" (El Deber 2005f). La venta de autos, silos y
ganado fue considerada alentadora. En contraste, una imagen de brutalidad fue colocada justo bajo
este titular. Escuadrones anti-revueltas armados con gases lacrimógenos habían sido fotografiados
pateando a un hombre que estaba con las manos elevadas para proteger su cabeza de los golpes. El
gas lacrimógeno flotaba en el aire. La imagen había sido captada el día anterior, mientras las tropas
dispersaron un bloqueo guaraní en la carretera sur de Santa Cruz. Mientras los cruceños bailaban
vestidos de guaraníes en tiempo y espacio ritual urbano, los verdaderos guaraníes en la periferia sur
interrumpían el orden regional, demandando mayor participación de las regalías del gas para la
población indígena del país.
Un día después, se repetía la yuxtaposición de fantasía regionalista y la fealdad que perturba el orden
regional. La foto de primera plana titulaba "Atmósfera festiva en la ciudad" (El Deber 2005g). Una
familia cruceña había sido retratada tomada de la mano mientras caminaba hacia un mercado en el
que ondeaba una bandera blanca que decía "Viva Santa Cruz." La familia pasaba frente a un par de
mujeres indígenas quechuas sentadas con sus hijos en el pasto. Los sombreros, trenzas y polleras de
estas mujeres las marcaban como inmigrantes, kollas, gente del ‘interior.’ En la foto, uno de los
niños quechuas se aproxima a la familia con la mano extendida. El mensaje que evoca la amenaza
de una masa empobrecida que amenaza la prosperidad cruceña es reforzado con el titular de otra
19
noticia: "Otra toma de tierras preocupa al Norte". Campesinos sin tierra habían ocupado un terreno
reclamado por la elite cruceña. El encabezado – reflejando un imaginario que distingue a los
regionalistas como ciudadanos apegados a la legalidad, y los campesinos como sujetos nociudadanos
apegados a la violencia – decía "Sindicalistas armados con palos, machetes y armas de
fuego. Terratenientes privados irán a la corte" (El Deber 2005g). Los shows televisivos transmitieron
esa misma mañana desde la feria invitando a los televidentes a responder la pregunta: "¿Debería
usarse la fuerza contra las invasiones de tierras en el Norte?". Algunos de los que llamaron para
contestar la pregunta recibieron premios. El parloteo entre los visitantes y azafatas de la feria
continuaba mientras los votos se mostraban en las pantallas (a favor de la fuerza). Cuatro días
después, el Prefecto envió tropas para desalojar a los campesinos.
El regionalismo cívico recurría a la violencia para remediar la disonancia entre fantasías de orden
estéticamente placenteras y la realidad social. Estas tácticas cultivaban miedo racial y mostraban a
quienes protestaban como invasores radicales que amenazan el orden natural de superioridad
cruceña. Sin embargo, los bloqueos de carreteras y ocupación de tierras eran en sí mismos tambien
espectáculos calculados. Ellos reflejaban los múltiples núcleos de resistencia que se habían estado
articulando alrededor del MAS (tácticamente, si no orgánicamente) para minar el regionalismo
cruceño. Aunque las quejas eran legitimas, la resistencia fue programada para molestar a los
cruceños durante la intensificación de su momento ritual. Más allá del protagonismo político en
estos otros centros de movilización (al norte y al sur), el proyecto regionalist sufre de
fragmentaciones internas. Hay un incremento de violencia social en años recientes que revela la
inestabilidad del proyecto cruceño: la violencia de la criminalidad, la aparición de grupos armados
contratados por terratenientes para atacar a los campesinos y reyertas callejeras por puestos
municipales, un reflejo de la competencia que existe por los recursos públicos (UNDP 2004). Detrás
de la fachada de prospero y bello regionalismo cruceño, la violencia revela desigualdades
estructurales y la inestabilidad del poder de la elite, exponiendo los limites del espectáculo como una
proyección y un espejo del orden.
Los regionalistas también pusieron en escena sus propios espectáculos de violencia, demonstrando los
limites de su supuesto apego a la legalidad. Las marchas de campesinos e indígenas hacia Santa Cruz
han sido recibidas en los últimos años con ataques físicos por parte de la Nación Camba y la
organización ‘cívica’ de (hombres) jóvenes, la UJC. Armados con palos y bates de beisbol, los
miembros de la UJC – que en otros instantes toman poses masculinos que me acuerdan de los poses
de las fraternidades universitarias norteamericanas – volcaron su violencia contra campesinos pobres
para defender el espacio urbano cruceño. En 2005, una marcha de campesinos apoyada por el MAS
fue atacada en el cuarto anillo, al norte de la estatua del Cristo. La UJC buscaba reforzar la frontera
figurativa de la "autonomía" frente a estos ‘invasores’ (tal como el mojón erigido también allí). Otra
marcha de protesta contra la autonomía por parte del baluarte MASista del El Torno también fue
atacada en el cuarto anillo hacia el Sur (véase figuras 1 y 2). Invirtiendo la realidad, los medios
describieron a estos campesinos pobres como violentos forasteros mientras que a sus atacantes se les
llamaba "ciudadanos" que se apegaban a la ley (El Deber 2005b, 2005c).
Estos son espectáculos recurrentes, no únicos. Dos años antes, durante los conflictos de 2003, el
MAS y algunas organizaciones indígenas de las tierras bajas habían entrado a la ciudad para unirse a la
protesta nacional contra el régimen del descompuesto MNR (Movimiento Nacionalista
Revolucionario). Otra vez la UJC y Nación Camba los atacó en la plaza. Fue entonces cuando un
líder cívico provincial (el mismo que lideró el homenaje a la bandera el 2005 descrito anteriormente)
atacó y pateó a una mujer andina que usaba pollera. La pateaba repetidamente cuando había caído en
20
la acera de la plaza principal. El notable cívico también golpeó a una mujer cruceña que intervino,
gritándole según la prensa, "si estás con esta gente, eres mi enemiga." Cabe destacar el punto de
disenso dentro del mismo proyecto cruceño representado por esta mujer cruceña. Sin embargo,
ambas, la mujer andina y su supesta defensora cruceña encarnaban la antitesis de la posada, silenciosa
y deseable figura de las Magnificas, reinas y azafatas (o de las mujeres ‘leales’ del comité cívico
femenino). Este reto a los códigos raciales y de genero en pos de la legitima ocupación del espacio
publico se encontró con la brutalidad cruceña. según la prensa, el entonces vicepresidente del Comité
Cívico Nino Gandarilla justificó la violencia diciendo que la plaza era un símbolo y que por lo tanto,
había que tomarla" (El deber 2003a).
Interculturalidad al estilo cruceño
Cuando los blancos hablan de la interculturalidad, están hablando de folklore; cuando nosotros
hablamos de interculturalidad, estamos hablando de poder.
Guido Chumiray, dirigente guaraní, 1999.
Si acaso fuera posible medir el éxito a corto plazo del regionalismo cívico, este sería la elección como
prefecto del autonomista Rubén Costas en diciembre del 2005 y la victoria del "sí" en el voto por
autonomías departamentales en el referéndum de julio del 2006. En términos superficiales, el
sentimiento por la "Autonomía" halla apoyo entre la población urbana.21 Por otro lado, la elección
como Presidente Boliviano del candidato del MAS, Evo Morales, la recientemente inaugurada
Asamblea Constituyente y la nacionalización de los recursos gasíferos, sugiere que la posición
regionalista está a la defensiva. Sin embargo, el lenguaje de amenaza y crisis, la racialización y
espacialización del activismo político han sido exitosamente movilizadas para reforzar los intereses de
la elite en estos momentos de agitación nacional.22
El espectáculo regionalista arroja luz sobre los efectos de la interculturalidad neoliberal de los años 90.
Sugiere tanto la reducción de las formas neocolonialistas de poder como los intentos de re-encajar
aspectos del proyecto neoliberal a escala regional. La interculturalidad durante la década neoliberal de
los 90, fue un intento de darle una nueva dirección al desafío de los movimientos indígenas mientras
se desmantelaba el modelo corporativista centrado en el Estado –y la lucha de clases. La
interculturalidad oficial aceptó que la diferenciación indígena era legítima y podía usarse como
distinción de ciudadanía. Pero este reconocimiento surge justo cuando el neoliberalismo intenta
descentralizar, despolitizar y maquetear dominios políticos que representaban hitos de la movilización
indígena en crecimiento –tierra, poder político, educación, salud, recursos naturales – una coyuntura
contradictoria, por no decir más. En contraste a esto, como lo sugiere el comentario del líder guaraní
citado arriba, los indígenas y los movimientos populares buscaban una interculturalidad para
21En diciembre de 2005, Rubén Costas, hombre ganadero y ex Presidente del Comité Cívico se postuló como prefecto departamental en la plancha
"Autonomía por Bolivia." Captó el 48% del voto en el departamento de Santa Cruz y casi 50% en la ciudad. Una alianza política vinculada con el
MNR, también parte del proyecto cívico regionalista, acaparó el 30%. El MAS obtuvo el 20%. El MAS ganó la mayoría en dos provincias norteñas:
Ichilo y Ñuflo de Chávez . Durante la elección de los representantes para la Asamblea Constituyente, el voto regionalista estuvo disperso entre varios
candidatos de derecha y el MAS ganó con el 26% del voto. Esta votación a favor del MAS puede ser leída tanto como disensión contra la postura
ideológica que yo describo anteriormente como "regionalismo cívico," como reflejo de la división interna de la elite cruceña, y como un signo de
crecimiento del apoyo al MAS en Santa Cruz. Sin embargo en la misma elección la demanda por la autonomía gano con mas del 60%, ilustrando el
éxito de los regionalistas cívicos al propagar el sencillo mantra de "¡Autonomía!" aglutinando gente más allá de las clases media y alta y demonstrando
una unidad mayor entre la elite tradicional quienes son sus principales proponentes (CNE 2006).
22Acerca de los efectos del neoliberalismo y la racialización del conflicto social, véase Coronil 2005:116.
21
transformar estructuras políticas y económicas, no para meramente manejar sus diferencias a través
de nuevas tecnologías de gobernabilidad administrativa.
Las elites cruceñas fueron retadas tanto por la interculturalidad ‘oficial’ como por la interculturalidad
de ‘transformación.’ La visión neoliberal oficial descentralizó reclamos e imaginarios hacia la política,
identidad, y autoridad local, solo en un momento posterior trató de devolver poder a centros
departamentales. Además, el Estado fue institucional y políticamente incapaz de asumir la utopía
tecnocrática de administración "eficiente", y ni hablar de enfocarse en las estructuras subyacentes de
desigualdad. Mientras tanto, las movilizaciones indígena-populares, inicialmente fragmentadas por las
políticas de descentralización, se rearticularon a través de vínculos étnicos, regionales y de clase, en
gran parte debido a la expansión del MAS en alianza con ONGs progresistas. Ambos procesos – la
localización de la autoridad y la articulación de nuevos movimientos sociales – amenazaban a las elites
regionales quienes perdieron el control de las arcas estatales mientras eran amenazadas desde "abajo."
El reciente redescubrimiento cruceño de la "cultura" y su racismo más o menos explícito, sugiere que
aún la visión neoliberal de la interculturalidad – aunque bastante conservadora en sí – penetró sólo
superficialmente en el discurso de la elite durante los años 90.
Una nueva visión intercultural está siendo asumido como medio para rearticular un modelo más
antiguo de dominación de la elite al estilo corporativo con un sentido folclórico de cultura e historia
como patrimonio territorializado. Esto es antitético para con las agendas indígena y popularnacionalista
que promueven la cultura como una manera de hablar de inequidad y de ver la historia
como un tema inacabado que debería ser resuelto a través de la descolonialización nacional, racial y
económica. Los cruceños manifiestan una retórica neoliberalesca de mercados y "autonomía" – el
discurso de individuos emprendedores que se auto-regulan y que pertenecen a un espacio que se autoregula
libre de la opresión burocrática. Sin embargo, el modelo cruceño se apoya en una visión
colonial de la identidad como enraizada en la jerarquía racial y en una estructura social corporativo y
espacial dependiente de formas no-democráticas de autoridad – con el uso de la mano dura para
buscar "soberanía" de tipo estatal, poder administrativo (sobre educación, salud, policía, tenencia de
tierras, recursos naturales) y el monopolio de la violencia ‘legítima’. Esto obedece a una antigua era en
Bolivia en la que las ideologías neoliberales jamás hubieran podido desarrollarse bajo la óptica colonial
racial a través de la que se veía el país. Tal como lo describe Javier Sanjinés, en esas epocas anteriores,
la indigeneidad "generó cierta cantidad de orgullo, nostalgia y fascinación pero también repugnancia
ante la posibilidad de traspasar algunas fronteras raciales que no podían ser racionalizadas y
controladas"(2004:35). El vuelco hacia la estética – para evitar tanto la transformación estructural y la
moderna descentralización tecnocrática – crea ideales imaginarios libres de contradicciones coloniales
de poder. Como describe Sanjinés para otro momento histórico, en Santa Cruz también el orden
autoritario está imbuido con un "placer estético" que fusiona espacio y raza con un "ideal de la
realidad." La política está dotada de un "aura de grandeza (...) copiando selectiva y miméticamente lo
bello y grandioso" tanto de adentro como desde más allá de la región, mientras se silencia a través de
la violencia aquello que se percibe como amenazador (Sanjinés 2004:69, 107, 180).
Este mapeo de regionalismo cívico requiere una exploración orientada en varias direcciones. El
análisis del disenso al interior del proyecto cruceño y otros modelos de ocupación del espacio
urbano y regional podría producir lecturas alternativas (véase Hertzler 2005; Postero aun en
imprenta). He tratado de atraer atención hacia una escala más amplia analítica y geográfica de la
región, un "nuevo espacio estatal" (Brenner 2004) definido en parte por el fracaso del
neoliberalismo para garantizar el acceso transnacional a los recursos nacionales/naturales y en parte
por nuevas tácticas para crear espacios gobernables desvinculados de presiones regulatorias y
22
electorales (es decir, la democracia) que emana de la Nación-Estado (Ferguson 2005). El espacio
regional cruceño exhibe características coloniales, prospera con la extracción de recursos y depende
de la selectiva redistribución de rituales, recursos y violencia para proyectar orden en un espacio de
fronteras conflictivas y fluctuantes. Sin embrago, es también un "scale-making project"
transnacional que trata de articular lugares, sentimientos y practicas a escala sub-nacional en
conjunto con otros "scale-making project" transnacionales. Estos otros actores y escalas varían
desde compañías gasíferas transnacionales hasta consejeros catalanes-españoles y de USAID que
apoyan la agenda de la "autonomía".23
Sin embargo, la autonomía en este momento post-liberal tambien confronta "scale-making" agendas
enraizadas en la defensa del territorio nacional, soberanía y del Estado-Nación y de una inacabada
historia de descolonización reforzada por el poder del nacionalismo popular. El mapeo presentado
aquí perfila este "scale-making project" regional como un proyecto de poder que no es ni
enteramente un reflejo de una hegemonía estatal ni enteramente atribuible a un "neoliberalismo"
abrumador que sale de la nada transnacional. Como secuela de la época neoliberal, estos mapeos
son útiles para ir más allá de los análisis enfocados en una subalterna oposición a un estado y
neoliberalismo monolítico. Si bien sigue habiendo fuerzas mayores transnacionales vinculado al
capital y sus lógicas, la forma del estado-nación y la soberanía está disputada. Ahora hay que
entender las re-articulaciones espaciales de poder y lucha de los movimientos sociales no solo como
resistencia al Estado, sino como proyectos para transformar el Estado frente a las multiples
proyectos translocales que intentan controlar y redefinir el espacio.
***Nota del autor: Este articulo está basado en periodos de investigación y residencia en el oriente boliviano que datan
del 1992, una base de datos de periódicos recopilados entre 1999 y 2006, entrevistas, recopilación bibliográfica, y trabajo
de campo en Santa Cruz entre Agosto y Octubre de 2005. Gracias a David Guss, Jean Muteba-Rahier y Cristo Navarro
por sus comentarios. Agradezco a Claret Vargas por arreglos de estilo y de contenido en la versión castellana. Varios
interlocutores bolivianos, citados y no citados, contribuyeron a este texto mediante conversaciones y entrevistas. Sin
embargo, la interpretación aquí es del autor, asi como cualquier error que haya. Lo escrito no refleja la posición de su
institución ni de las personas aquí citadas.
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23 USAID ha financiado talleres de autonomía en el oriente de Bolivia y apoya a las organizaciones indígenas (algunas recien creadas) que están a favor
de la autonomía. Transredes (una compañía transportadora de gas) ha financiado talleres sobre autonomía y apoya económicamente a los medios de
comunicación pro-autonomía. Consejeros españoles visitan frecuentemente Santa Cruz para hablar de autonomía y proporcionan un frecuentemente
citado caso de desarrollo autónomo a los intelectuales regionalistas (recopilado de reportes de prensa, 2003 al 2005).
23
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